Neuroplasticidad
¿Quien habla de la neuroplasticidad?
Suele considerarse que el primer autor en plantear la cuestión de la plasticidad cerebral en un sentido moderno fue James (1890). El psicólogo norteamericano insistió en que surgían rutas específicas en el cerebro por su uso repetido a través de los hábitos conductuales. No obstante, James carecía del concepto de sinapsis al pensar que existía una continuidad anatómica entre los cuerpos neuronales y sus fibras de proyección. Es a Cajal, el gran fundador de la neurociencia, a quien debemos las primeras especulaciones en 1894 acerca de que el aprendizaje exige la formación de nuevas conexiones entre neuronas.
En The Croonian Lecture, Ramón y Cajal especuló sobre cómo la inteligencia se manifestaba por la plasticidad de las neuronas: mientras que algunas neuronas expandían sus procesos recibiendo nuevas entradas, otras reducían su actividad para mantener así un equilibrio global. En aquellos años estaba en pleno auge la polémica entre Golgi y Cajal sobre la interpretación celular del cerebro. Mientras que el fisiólogo italiano (Golgi, 1898) asumía que las neuronas eran estáticas, Cajal sostenía que las neuronas eran entidades dinámicas (Cajal, 1899).
La neuroplasticidad es la capacidad de las neuronas de generar nuevas conexiones o de regenerarse. En el fondo es la capacidad de cambiar, a diferencia de lo que se creía antiguamente que una vez consolidadas no podían cambiar ni adaptarse frente a un daño.
Se basa principalmente en que las neuronas son capaces de crecer y formar nuevas conexiones si éstas son requeridas, que es lo que nos permite aprender una vez crecidos o recuperar funciones luego de la muerte de neuronas por enfermedades o accidentes. Es necesaria la estimulación para que se generen nuevas conexiones, por eso es importante estudiar y aprender nuevas habilidades durante toda la vida.
La terapia física frente a un daño medular, accidente cerebrovascular o enfermedades como parkinson se basa en el principio de neuroplasticidad.
Así es que la respuesta es no, no es un proceso exclusivo del cerebro, sino de todo el sistema nervioso (que incluye además del cerebro otras estructuras como el cerebelo, médula espinal y otras menos conocidas) pero sí, se le llama así a un proceso específico de las neuronas.
El estudio de la aplicabilidad de la neuroplasticidad se lleva realizando desde hun pace unas décadas. Uno de los ejemplos que clarifican la importancia de la estimulación cognitiva para el desarrollo cerebral es el realizado por Greenough y Wallace (1987), los cuales realizaron un experimento con ratas en el que se dividían dos grupos: uno se encontraba en un ambiente poco estimulante, mientras que el otro estaba rodeado de estímulos. Como era de esperar, el desarrollo de sinapsis era considerablemente mayor en el segundo grupo.
Estos hallazgos fueron igualmente comprobados en humanos, mediante técnicas no invasivas, extrayendo evidencia científica de que la neuroplasticidad se da a lo largo de toda la vida de las personas, si se continúa estimulando cognitivamente.
Dado que la estimulación cognitiva consiste en mantener o mejorar el rendimiento cognitivo de distintos procesos y componentes como el lenguaje, la memoria o la atención, entre otras, mediante actividades y ejercicios (Who, 2001), la neuroplasticidad nos permitiría justamente esto, desarrollar las capacidades de las personas.